En esta noche,
donde el silencio cubrió los grillos y su fanfarrea,
cubrió la vibración de las guitarras
y el agitado zapatear de la Patria en la distancia.
Esta noche,
la nostalgia me dejó su sabor amargo
impregnado en la garganta
y aunque intente recordar
tu semblante embanderado
flameando orgulloso al viento
que arrastra el Pacífico hasta esa estrella solitaria
no consigo sentir en mi pecho la emoción
de la tonada honda que canta el vino y la empanada.
Allá,
allá donde nacieron mis recuerdos
y donde aún están mis raíces desprendidas
resuena en esta noche la alegría compartida
el regocijo de amigos y enemigos
unidos en una ronda de pañuelos agitados.
Sé
que tú no dormirás en esta noche
porque la mesa está servida
y hay guirnaldas con serpentinas,
afuera un perro que llora
y un brasero encendido en la cocina.
Talvez la lluvia o la llovizna
con su multitud de agujas divididas
te den ese brillo de la salinidad marina
para iluminar mi intima vigília.
Te imagino en esta noche
entre pétreos paisajes inmóviles
de esas costas adormecidas
de cara al viento,
sin destino.
Talvez no duerma
sin antes recordarte hasta ver morir la madrugada.
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